Hay objetos que trascienden su función. Como ese Patek Philippe de 1928 que Churchill llevaba en el chaleco aquel julio de 1945 en Potsdam. Cuando el disparo impactó, todos vieron cómo el oro de la caja se deformó bajo la fuerza del proyectil. Pero lo extraordinario fue lo que ocurrió después: el tictac siguió marcando el compás de la historia con obstinada precisión.
“El Reloj de Churchill: Sangre, Oro y un Tictac que Cambió la Historia”
El 16 de julio de 1945, en la sala del Palacio Cecilienhof donde se celebraba la Conferencia de Potsdam, Winston Churchill llevaba en su chaleco un Patek Philippe de bolsillo fabricado en 1928 (Ref. 96, calibre 12”’-120). No era un reloj cualquiera: su esfera de esmalte azul oscuro —un tono reservado solo para piezas especiales— y los numerales arábigos en oro rosa lo convertían en una de las tres únicas unidades de este diseño. Aquel día, durante un altercado en los jardines del palacio, una bala perdida impactó contra el reloj, deformando la caja de oro de 18 quilates.
La bala, un proyectil de 7.92×57mm Mauser, se alojó en el flanco derecho de la caja, pero milagrosamente, el mecanismo siguió funcionando. El escape de áncora, protegido por el diseño reforzado del puente principal, compensó el impacto. Churchill, en un gesto revelador, se negó a pulir la abolladura: “Quiero que mis nietos sepan que el tiempo, como la libertad, puede doblarse pero no romperse”, escribió en una carta al relojero suizo Paul Buclin, quien se encargó de la reparación en 1946.
Buclin descubrió que el golpe había desplazado levemente el rodaje del minutero, pero el verdadero desafío fue el barrilete: la fuerza del impacto deformó su engranaje, obligando al artesano a reconstruirlo usando herramientas de grabado a buril para no alterar el grosor original del metal. El proceso tomó 9 meses, y hoy, ese mismo reloj (con su abolladura intacta) se exhibe en el Imperial War Museum de Londres, donde cada año, el 16 de julio a las 11:07 AM (hora del incidente), los técnicos dan cuerda al mecanismo en un pequeño ritual que honra su historia.
En los talleres de ANREI sabemos que estas piezas no son meros instrumentos. Son testigos de carne y metal. El maestro relojero José Mendoza recuerda cómo, al examinar fotografías del mecanismo, descubrieron que el escape había compensado el impacto gracias a un ingenioso sistema de amortiguación patentado por Stern en 1926. Detalles así son los que diferencian un simple reloj de una pieza histórica.

Datos para los más curiosos:
- La bala fue fundida en 1953 para crear una pluma estilográfica que Churchill usó en sus memorias.
- El reloj marca 2 segundos más por día desde el impacto (documentado por el Observatorio de Kew en 1948).
Para quienes nos dedicamos a la relojería en España, cada reparación implica una decisión ética. ¿Hasta qué punto intervenir? Cuando un coleccionista nos trajo hace unos meses un Vacheron Constantin con marcas de metralla de la Guerra Civil, optamos por limpiar el movimiento pero preservar las cicatrices del puente. Porque como dice nuestro lema: “El tiempo se mide, pero la historia se conserva”.
¿Te gustaría saber más sobre cómo se reparan relojes históricos? En nuestro blog encontrarás guías técnicas y casos reales de restauración. Y si necesitas reparar un reloj antiguo en España, nuestros maestros relojeros están a tu disposición.
🤔 Reflexión profesional:
Hoy, este reloj es exhibido en el Museo de la Guerra de Londres. ¿Crees que los daños aumentan el valor histórico de una pieza?
👇 Opinión de experto: “En relojería de alto valor, las cicatrices cuentan historias que ningún certificado puede igualar”
Maestro relojero ANREI).